En 2025, el fraude con tarjetas ha alcanzado cifras sin precedentes. España ocupa el tercer lugar mundial en tarjetas robadas y puestas a la venta en la dark web, con un 10% del total global, superada únicamente por EE.UU. (60%) y Singapur (11%). Este fenómeno, impulsado por redes de ciberdelincuencia cada vez más sofisticadas, afecta la seguridad financiera de millones de usuarios.
Según Panda Security, el volumen global de tarjetas filtradas en la dark web supera los 192 millones de registros, con un límite de crédito medio cercano a los 8.700 dólares. El fraude con tarjetas representa el 15% de la actividad en esos mercados ilegales.
Kaspersky estima que entre 2023 y 2024 se filtraron 2,3 millones de tarjetas bancarias en la dark web por culpa de malware tipo infostealer, como Redline y Risepro. De cada 14 infecciones, una desemboca en robo de datos de la tarjeta.
En España, el precio medio de una tarjeta robada se ha disparado un 73,6% desde 2023, situándose en 11,68 dólares. Este incremento refleja la alta demanda y la sofisticación de las redes que lucran con la venta de datos bancarios.
El primer paso tras la pérdida o robo de tu tarjeta es el bloqueo inmediato y seguro. Una vez bloqueada, nadie podrá usarla para compras presenciales, online o para cargos automáticos programados.
Guarda siempre el comprobante o número de referencia del bloqueo como prueba ante futuros trámites o reclamaciones.
Después de bloquear la tarjeta, es fundamental realizar un registro de movimientos al instante. Revisa la app o el portal web de tu banco y solicita un extracto detallado con los últimos cargos.
Anota con precisión cualquier operación sospechosa: fecha, importe, comercio o plataforma. Esta información será clave para la denuncia y la reclamación de importes.
Si detectas cargos no autorizados, dirígete a la comisaría, al juzgado o a la Guardia Civil para presentar una denuncia. Este documento es esencial como prueba ante la entidad bancaria y para salvaguardar tus derechos.
La Ley de Servicios de Pago (PSD2) establece la limitación de tu responsabilidad a 50 euros si comunicas el fraude de manera oportuna. Sin embargo, muchas entidades asumen la total devolución si demuestras que no autorizaste los cargos.
Tras bloquear la antigua tarjeta, solicita el envío de una nueva. El banco te enviará un duplicado con nuevos números, PIN y códigos de seguridad que invalidarán el plástico anterior.
Confirma los plazos de entrega, que suelen oscilar entre 3 y 7 días hábiles, y proporciona una dirección segura para su recepción.
Estas acciones complementan el bloqueo y agilizan tanto la reclamación como la recepción de la nueva tarjeta.
La Directiva PSD2 refuerza la seguridad y la transparencia en los pagos electrónicos. Según esta normativa, las entidades tienen un máximo de 15 días hábiles para resolver una reclamación y 60 días para reembolsar importes fraudulentos.
Como usuario, cuentas con el derecho a recibir información clara y a un atención rápida y eficaz, así como a impugnar cargos mediante un proceso gratuito y accesible.
A continuación, una comparativa de los países más afectados y el precio medio de las tarjetas robadas:
En Latinoamérica, el fraude con tarjetas podría superar los 400 millones de dólares por país en 2025 si no se toman medidas preventivas.
Al viajar, activa los servicios de notificación internacional de tu banco y guarda a mano los números de contacto de emergencias. En muchos casos, las entidades ofrecen envío exprés de plásticos y efectivo urgente a través de agencias asociadas.
Considera el uso de tarjetas prepago recargables y apps de pago móvil para mantener liquidez sin exponer tu tarjeta principal.
Más allá de reaccionar ante un incidente, implementar medidas preventivas reduce el riesgo de robo de datos:
Con estas medidas de protección proactivas estarás un paso por delante de los ciberdelincuentes.
Perder o que te roben la tarjeta puede generar preocupación, pero una respuesta rápida y estructurada marca la diferencia. Bloquea de inmediato, monitorea tus movimientos, denuncia, reclama y solicita un nuevo plástico.
La combinación de buenas prácticas, normativa de protección y herramientas tecnológicas te permitirá minimizar el impacto y recuperar tu tranquilidad financiera.
Referencias